Experiencias de un cuatrimestre inédito

En tiempos de pandemia, la educación cambió drásticamente y en todos los niveles. El Departamento de Computación (DC) no fue la excepción a la regla: tuvo que encarar un enorme desafío para poder garantizar el dictado del cuatrimestre que, aunque no se desarrolló en las condiciones habituales, contó con el esfuerzo y la dedicación de autoridades, docentes y estudiantes para poder seguir enseñando y aprendiendo en este contexto que alteró cualquier tipo de planificación.

Tradicionalmente la carrera de Ciencias de la Computación tiene una fuerte interacción entre docentes y estudiantes. Un sentimiento de comunidad que va más allá de las horas de clase. No sólo se dictan clases en el aula con pizarrón y se realizan prácticas en los laboratorios de computadoras, sino que los espacios de consultas e intercambios en forma directa entre docentes y estudiantes son una parte fundamental del aprendizaje, y no son reemplazables por ninguna comunicación virtual. Pero el virus obligó a abandonar el contacto físico, cara a cara, de las aulas reales para pasar a una modalidad denominada “virtual” o “a distancia” donde cada persona, docente o estudiante, está en su casa mirando la pantalla de su computadora, su tableta o su celular. A veces las clases son grabadas y otras veces son videoconferencias. A veces son preguntas y respuestas en foros, y otras veces son chats o mails. Se comparten pantallas, pizarrones virtuales o se arman nuevas salas para discutir en grupos más reducidos.

¿Cómo lograr adaptarse a este escenario completamente atípico y complejo, poder generar los cambios didácticos y metodológicos suficientes, y sortear las dificultades que conlleva esta modalidad? La Secretaría Académica del Departamento tomó las riendas del problema, en tiempo récord, para asegurar el dictado virtual. Tal es así que todas las materias obligatorias y casi todas las optativas pudieron dictarse (sólo dos materias, una optativa y otra de servicio, no se dictaron debido a que sus docentes consideraron que, por los contenidos y la didáctica, no tenía sentido hacerlas de forma virtual). Sin embargo, la falta habitual de docentes en el DC se vio incrementada por diferentes y complicadas situaciones personales que, como el resto de la sociedad, están viviendo los y las docentes. “Lamentablemente, si bien pudimos dictar todas las materias, la cantidad de docentes no fue suficiente para cubrir la demanda estudiantil y, por primera vez en el DC, tuvimos que implementar un sistema de cupo en varias materias”, explicó Paula Zabala, Secretaria Académica y Profesora del Departamento.

Zabala, quien además es investigadora en temas de optimización combinatoria e investigación operativa en el DC, puntualizó que diseñaron, en un par de días, e implementaron prácticamente en un fin de semana, un proceso que intentara ser lo más equitativo posible para el alumnado y aprovechara los recursos humanos del DC de la forma más eficiente posible. “En el grupo de Optimización Combinatoria hemos desarrollado sistemas de gestión de aulas, estudiantes y materias para otras universidades, y esta experiencia nos sirvió de base para diseñar e implementar el proceso, según nuestra perspectiva, de forma exitosa”, afirmó. Y aclara que se entendió perfectamente que algunos estudiantes no hubieran quedado conformes, “creemos que es una situación inevitable en un sistema donde los recursos no son suficientes para cubrir la demanda. Gracias al esfuerzo de toda la comunidad, fueron muy pocos los estudiantes disconformes, pero ya que uno se haya quedado sin cursar una materia que deseaba hacerlo para nosotros significó una gran pesadumbre. Aún así, la gran mayoría de alumnos y alumnas valoran el esfuerzo realizado por el DC”, concluyó la Secretaria Académica.

Por su parte, el Director del DC, Santiago Figueira, recalcó que los y las docentes hicieron un esfuerzo enorme para llevar adelante esta nueva forma de educar, en medio de una serie de complicaciones inesperadas, que afectaron a docentes y estudiantes. “Tuvimos que resolver un sinnúmero de problemas didácticos nunca antes pensados. Tal vez el más difícil de ellos haya sido comprender de qué forma se toma un parcial a distancia. En muchos casos el plantel docente tuvo que rebuscárselas para hacer todo eso desde su casa, y, al mismo, tiempo cuidar a sus hijos o padres, soportar conexiones de Internet fluctuantes e intermitentes, compartir su trabajo docente en escasos metros cuadrados con el resto de su familia. Pero también tengo que decir que este sistema de educación virtual resultó injusto para estudiantes que no tienen computadora, tableta o celular o conexión a Internet en su casa. De algún modo, la comunidad resolvió seguir adelante sin incluir a esos estudiantes. ¿Hubiera sido más justo suspender las clases para todos frente a esta emergencia? Hay quienes piensan que sí. Yo realmente no lo sé”, reflexionó el Director y Profesor del DC.

El balance desde el lado de la docencia

Tanto para docentes como estudiantes, los cambios sucedieron de forma abrupta y sin planificación didáctica previa, teniendo en cuenta que estaba previsto comenzar en forma presencial hasta que se decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Cada docente tuvo que recurrir a su creatividad para improvisar un «aula» en su hogar con los elementos que contaba en su domicilio o podía conseguir en el supermercado del barrio. Los y las docentes fabricaron «pizarrones» con decenas y decenas de hojas, se tuvieron que adaptar a las aulas y plataformas virtuales de enseñanza (espacios pedagógicos tanto sincrónicos como asincrónicos), se grabaron y editaron videos explicativos con contenidos sobre los temas (que nunca se habían realizado anteriormente) y se diseñaron “tutoriales” contando con algunos elementos gráficos que cada uno tenía en una simple habitación de su casa. Más allá de esto, la experiencia mostró que en ningún momento se perdió la vocación docente por compartir los conocimientos de manera rigurosa y comprensible e intentar dialogar con cada estudiante para obtener feedback a través de las consultas, comentarios o inquietudes sobre los temas de cada materia, aún con diversas dificultades en la comunicación cotidiana y en las modalidades de evaluación.

Verónica Becher, profesora de Teoría de Lenguajes:

“El  dictado a distancia no me resultó fácil. Me faltaba ver las reacciones de los estudiantes durante las clases y su participación fue menor que en presencial. Tuve que preparar diapositivas especialmente para este dictado pero creo que la clase se vuelve más comprensible con el uso del pizarrón. Una dificultad es que no estuvo pautado el modo de tomar los parciales y recibir consultas durante el examen. Aún así, hubo una mayor proporción de alumnos que aprobaron el parcial, creo que ahora sabemos un poco más acerca de cómo dar clases a distancia y apuesto a que el segundo cuatrimestre será mejor que esta primera edición”.

 

Esteban Feuerstein, profesor de Algoritmos y Estructuras de Datos 2:

“Los alumnos valoraron mucho el hecho de tener las clases filmadas para verlas cuando quieran. Los contenidos fueron los mismos, la adaptación fue especialmente en las evaluaciones, que resultaron un problema porque las modalidades de los parciales fueron variadas, en general ejercicios a entregar individualmente. Aún no sabemos cómo ni cuándo tomaremos el final. Creo que el balance es positivo, las clases grabadas quedarán como un activo que podrá ser reusado en futuros cuatrimestres, e incluso en clases presenciales”.

 

Emmanuel Iarussi, profesor de Algoritmos y Estructuras de Datos 2:

“El hecho de que los alumnos pudieran ver las clases en los momentos que tuvieran disponibles de la semana resultó clave para tener feedback positivo (casi un 50% del alumnado respondió en las encuestas que prefería la modalidad virtual a la presencial en las clases Teóricas). Sin embargo, creo que en las clases Prácticas la dinámica se complicó más, porque la presencialidad es más necesaria a la hora de resolver ejercicios en clase. Las evaluaciones también tuvieron que ser adaptadas. Fue un cuatrimestre de mucho estrés por la rapidez con la que hubo que adaptar todo el material (aprendí que para obtener 20 minutos de video necesito más o menos 2 horas de preparación). Creo que si efectivamente la modalidad virtual llegó para quedarse, sería necesario acceder a más capacitación docente al respecto y a un mayor soporte en términos de recursos humanos para los cursos”.

 

Alejandro Furfaro, profesor de Organización del Computador 2:

“El dictado estuvo basado en teóricas subidas como videos grabados off-line. Lo mismo que la presentación de las prácticas. Luego en clases de consulta por Zoom se resolvieron dudas de manera sincrónica. Además implementamos el uso de Slack como plataforma de mensajería multiterminal (celular, PC, tablet), mediante la que se resolvieron dudas en cualquier momento de la semana, y se manejó toda la comunicación de manera más ágil, quedando el mail solo para lo formal. El resultado fue muy bueno. La opinión de los estudiantes acerca de la metodología fue positiva y se reconoce el esfuerzo puesto de nuestra parte. Personalmente añoro el contacto personal con los estudiantes, es irremplazable”.

 

Hernán Wilkinson, profesor de Ingeniería de Software 1:

“Usamos la modalidad on-line sincrónica, estando todos remotos pero conectados al mismo tiempo como si estuviéramos cursando de manera presencial y en el horario programado de la materia. Tuvimos que acostumbrarnos a usar Zoom como herramienta para lograr los objetivos, en ese sentido las breakout rooms nos ayudaron a lograr que los alumnos trabajen de a pares. Los mayores problemas tuvieron que ver con temas de conexión de los alumnos, o del hardware que disponían ya sea máquina sin camarita o micrófono, algunos se conectaban con computadora y celular a la vez, etc. Mi balance es positivo, creo que hay alumnos que han aprendido en algunos casos mejor que en otras cursadas. Las clases de esta forma hacen que los alumnos pregunten más y hasta se hacen más largas”.

 

David González Márquez, jefe de trabajos prácticos de Organización del Computador 2:

“Fue una experiencia complicada, en términos de la dedicación que requirió la preparación de todo el material para las clases virtuales y la forma elegida de evaluación. Decidimos tener todo grabado, lo que implicó tener necesariamente que armar videos de todos los temas y todas las clases, incluso de resolución de ejercicios y parte de los TPs. Con respecto a la evaluación, decidimos tomar parcialitos cortos, que terminaron llevando mucho tiempo desde el lado de los alumnos y desde nuestro rol en la corrección. Creo que el resultado fue muy bueno, los alumnos comentaron que les fue tan bueno como una clase presencial y ayudó a que los alumnos vengan con consultas mucho más ‘masticadas’, a pesar del tiempo que llevó preparar el material.  El balance general es excelente, porque disponemos de un material armado para futuras cursadas. Con respecto al funcionamiento en general y a la organización de la materia, al pasar todo a planillas de Google y tener todo on-line con entregas en repositorios Git, nos fue fácil hacer un seguimiento de los alumnos”.

La experiencia de aprendizaje para estudiantes

Nuestras y nuestros estudiantes resaltaron diferentes aspectos de la cursada a distancia. Uno de ellos fue la flexibilidad de las herramientas provistas en las materias, para que cada estudiante pueda administrar sus tiempos y espacios de cursada, logrando mayor autonomía en el proceso de aprendizaje. El otro punto importante fue la predisposición y capacidad de adaptación del plantel docente y el nivel de autocrítica que tuvieron algunos profesores y profesoras, mostrándose abiertos a los aportes o sugerencias de la comunidad estudiantil para mejorar, aún en estas circunstancias completamente excepcionales para la comunidad en su conjunto.

 

Gisela Confalonieri, estudiante del 4to año de la Licenciatura:

“La cursada virtual me resultó positiva en el aspecto de no tener que viajar hasta la facu (tengo 2 hs de viaje). Creo que les docentes en general tuvieron buena predisposición y ajustaron los contenidos y la forma de evaluación bastante bien, acorde a la situación. Sin embargo, fue más duro el conectar con mis compañeres de cursada (y por consiguiente, equipo de TP), sobre todo porque no conozco a ningune, ya que hacía tres años que no cursaba (porque fui mamá). Recién ahora a finales de cuatrimestre estoy un poco más involucrada con el grupo. El grupo de Telegram me sirvió mucho para eso”.

 

Sabrina Silvero, estudiante del 3er año de la Licenciatura:

“En general para mi estuvo muy bien. Claro que al principio tenía un poco de miedo, porque era algo nuevo para todes y podía salir mal. Afortunadamente todo se dio bien y fue una buena cursada. En las materias que cursé se utilizó Zoom para el dictado de clases, la cual me pareció una buena herramienta, y se usó Discord en una de ellas para responder consultas y realizar los talleres, que nos permitió imitar bastante bien las consultas de una cursada presencial, porque armábamos pequeños grupos de alumnes con docentes y respondían dudas. Quiero destacar el gran trabajo que hicieron les docentes. Constantemente nos preguntaban cómo estábamos con el dictado de clases y qué creíamos que podían modificar para mejor la cursada. Muy atentos siempre. En lo personal cambiaron muchas cosas porque nada se compara con estar en el DC (cruzarnos en los pasillos, charlas de los intervalos, mate con amigues  y demás cosas que extrañamos mucho)”.

 

Leandro Otouzbirian, estudiante del 2do año de la Licenciatura:

“La cursada fue totalmente positiva, aunque antes de que empiece tenía mis dudas y llegué a pensar que no quería cursar de manera virtual. Me tocó cursar Algoritmos II: estuvo organizada excepcionalmente bien para este cuatrimestre. En vez de ser dos parciales, eran 4 guías entregables. Lo cual era mucho más flexible. Y ofrecieron ejercicios seleccionados resueltos, de manera de poder autocorregir los ejercicios más importantes. Otro punto a favor era que las clases eran grabadas, por lo tanto me podía quedar tranquilo de que si se me cortaba la luz o tenía un problema con Internet, no me iba a perder las clases. La plataforma de Zoom se usó para responder consultas en vivo, las cuales fueron sumamente útiles, ya que se respondían consultas de los ejercicios o se realizaban ejercicios de las guías. Y aprendí muchos conceptos nuevos. Estoy muy contento con la organización que hubo para poder cursar en estas circunstancias tan especiales y abrumadoras, además aprendí a ser más autodidacta y a manejarme con mayor autonomía en las prácticas”.

 

Julieta Goria, estudiante del 1er año de la Licenciatura:

“La experiencia general de este cuatrimestre fue buena. Los docentes dieron todo lo posible para hacer de esta cursada la mejor, dada las circunstancias. Se mostraron muy abiertos a las críticas que podríamos tener los alumnos y hasta nos pidieron consejos y posibles mejoras para poder seguir organizándose para el futuro. Una de las problemáticas que más surgió durante la cursada fue la de estar al día con la materia, ya que al poder mirar el material cuando queramos mucha gente se atrasó con los contenidos. El esfuerzo está más que nunca en uno. En cuanto a los mayores cambios respecto a un cuatrimestre habitual, tuvimos que crear nuestros propios grupos de estudio virtuales entre los alumnos para reemplazar lo que surge naturalmente cuando cursamos de manera presencial (como quedarse hablando luego de clase o ir a la biblioteca). Esto implicó organizarnos para poder compartir recursos entre todos”.

 

Lo que viene…

Este atípico primer cuatrimestre dejó, sin dudas, varias lecciones aprendidas que son ejes fundamentales para el segundo cuatrimestre. En primer lugar, la necesidad de organizar y distribuir las tareas con el equipo docente disponible forzó al departamento a administrar recursos y tiempos escasos, sin tiempo para una planificación previa. Todo ello se vió complejizado por la condición sine qua non de incluir a más estudiantes en el nuevo proceso de enseñanza, teniendo en cuenta la realidad, limitaciones y tiempos de cada persona, algo en lo que, seguramente, habrá que seguir trabajando. En segundo lugar, la posibilidad de grabar las clases y reemplazar las consultas por sesiones en vivo significó una reconversión del espacio del aula teórica y práctica, así como de las formas de consulta y seguimiento: el desafío es seguir profundizando en la didáctica y dinámica de este tipo de formato. En tercer lugar, se evidencia que la experiencia nos permitirá aprender de errores y dificultades, de forma de generar consensos en la comunidad sobre las metodologías a utilizar. Un punto clave es el de los métodos de evaluación, que han tenido que repensarse y evolucionar en este proceso. La implementación de otros métodos de evaluación en forma de “entregables” o “parcialitos”, a diferencia de los tradicionales exámenes parciales, ha ayudado a bajar la carga y reducir el estrés en toda la comunidad (docentes y estudiantes) en estos tiempos complejos. Por último, uno de los mayores beneficios parece ser el de aprovechar las ventajas de la virtualidad para utilizar como complemento en próximos cuatrimestres. Así, aprovechando algunos de los materiales y contenidos especialmente diseñados durante este primer cuatrimestre, se le da más flexibilidad al aprendizaje de los y las estudiantes, para que puedan administrar sus tiempos y espacios de cursada de forma más autónoma.

By |2020-09-29T16:31:48-03:00septiembre 24th, 2020|Boletín 26, Otras noticias|