Por Ignacio Uman – Alejandra Alfonso es Licenciada en Ciencias de la Computación de Exactas-UBA. Actualmente es desarrolladora de software y cofundadora de 10Pines, una empresa argentina de software reconocida en la región con trece años de trayectoria. Fue líder de proyecto en Baufest y organizadora del evento Ágiles. Además cursó un Programa de dirección de la pequeña y mediana empresa en IAE Business School.  En esta entrevista con Conectados, Alejandra nos cuenta cuál es el valor que tiene la formación de Exactas, qué es el pensamiento ágil y cómo lograr una cultura horizontal en el ámbito del desarrollo de software.

¿Cómo fue tu paso por Exactas?

Recuerdo la carrera con muchísimo cariño, fue un momento genial de mi vida, por todo el proceso de aprendizaje que realmente fue muy bueno y también por el aspecto humano de compartir los trabajos prácticos con compañeros y amigos.

¿Hubo algún momento que haya sido inspirador en la carrera, alguna clase o profesor/a?

Creo que la materia con la que más me divertí fue una optativa, Computabilidad y Teoría de Modelos, con el profesor Marcelo Scasso. Los temas estaban buenísimos, Marcelo le daba una onda espectacular y los grupos que teníamos eran agradables. Y, al mismo tiempo, todas las materias de la rama de Algoritmos son las materias que más me gustaron, me volaron la cabeza.

¿Cuál te parece el valor agregado de la formación obtenida?

A nivel académico la formación me parece excelente, entiendo que el plan de estudios estuvo evolucionando en estos años (yo me recibí hace casi 20 años), por lo que hoy no debe ser la misma carrera que recuerdo. La formación es muy rigurosa, sobre todo en cuanto al pensamiento formal, lógico-matemático y tiene una base muy sólida para resolver problemas. Todo esto sigue siendo el sello distintivo de la Licenciatura. A diario trabajo con gente que viene de otras carreras como ingeniería o sistemas pero creo que la formación de Exactas es distinta, es distinguible en el perfil de sus egresados por el manejo de lo formal y lo simbólico, tiene una profundidad muy diferente a las otras carreras.

¿Por qué decidiste estudiar Computación, qué fue lo que particularmente te atrajo de la disciplina?

En principio tenía pensadas otras carreras alternativas a la computación como ingeniería civil y arquitectura. Pero la idea de ser programadora era una fantasía que incluso apareció en la escuela primaria: me hicieron la clásica pregunta de qué iba a ser cuando sea grande y respondí “computadora científica”. Creo que esto lo dije porque mi mamá había sido programadora antes que yo naciera. Ella programaba sistemas administrativos, no aplicaciones científicas, y me había hablado mucho del tema de programar. Para mí era fascinante, los rudimentos de programación los aprendí de mi mamá, que me enseñó Basic. Y en algún momento alguien me comentó que la carrera de Computación Científica era “la más difícil del mundo”; de algún modo esto hizo que me llamara más la atención, esa mística alrededor de la carrera.

La verdad que al momento de empezar a cursar la carrera me di cuenta que eran todos preconceptos y razones incorrectas para elegir una carrera, simplemente por desconocimiento.  Cuando vi el plan de estudios lo que más me atrajo fue el contenido de matemática y de lógica. Realmente tuve mucha suerte de que lo que terminó siendo la carrera me gustó y lo disfruté. En paralelo a la cursada empecé a trabajar como pasante en una empresa y pude ir consolidando mis conocimientos de programación (un trabajo de cuatro horas por día, no mucho más que eso porque estaba en segundo año y necesitaba tiempo para cursar).

¿Qué te interesó particularmente de la Ingeniería de Software para dedicarte a esa área y no a otra?

Creo que no fue una decisión muy consciente, conseguí una pasantía un poco por casualidad, empecé a trabajar en la industria de software y lo que pasó es que me gustó mucho el trabajo. Seguí trabajando con ese enfoque, me gustó más que dedicarme a investigación (algo que nunca terminé de conocer y la experiencia más parecida a investigar fue la tesis de licenciatura). Me gusta aprender dominios nuevos y resolver problemas relacionados con el software. Es muy apasionante, me gusta el costado humano y el costado de entender el caso de negocio detrás del problema al que me enfrento, el desafío técnico que hay detrás y poder resolverlo con tecnología. Es como que todo me cerró, fue algo redondo. Y hoy lo sigo disfrutando.

Podrías contar cómo surgió la idea de fundar 10Pines y el crecimiento que tuvo en estos últimos años…

Transcurría el año 2009 y en ese momento coincidimos los cuatro fundadores (Hernán Wilkinson, Emilio Gutter, Jorge Silva y yo). Queríamos generar una empresa diferente a las que ya habíamos estado trabajando. Recién empezaba a difundirse acá en Argentina el tema de la agilidad y nosotros estábamos bastante involucrados en el desarrollo de software ágil para terceros. Pero nos sentíamos identificados sobre todo desde la parte humana: estábamos convencidos que construir software es un trabajo en equipo, creativo, colaborativo, donde las personas son el componente central (y no las máquinas). En ese momento todavía había corrientes centradas en los procesos y herramientas más que en las personas. Por lo que para nosotros la agilidad era, y sigue siendo, la clave. Al mismo tiempo había corrientes centradas en la calidad  y la excelencia técnica, enfoques disciplinados de construir software TDD o Test-Driven Development (Hernán era el principal abanderado de toda esa corriente). Entonces surgió la idea de hacer algo diferente donde estos principios fueran aplicados en todos los aspectos de la empresa.

Cuando nace 10Pines surge como una empresa que es un actor social, no económico, donde las personas son lo primordial. Nuestro propósito era ser felices haciendo lo que nos gustaba, crear una ambiente que permita expresar y compartir nuestro trabajo, no ser egoístas y pensar solo en nuestro desarrollo profesional individual y también tomar los proyectos que realmente queríamos realizar y que eran factibles dentro de esta filosofía. Todo ello era mucho más importante que lograr objetivos económicos o una organización con la máxima eficacia.

El tema de la colaboración, la transparencia y la confianza mutua son elementos claves de nuestra cultura de trabajo. Esto fue consensuado con los fundadores y acordamos que nos parecía razonable que estos valores estuvieran presentes en todos los ámbitos de la organización, que fueran transversales a la empresa. Empezamos siendo cuatro, con los años fuimos incorporando gente, se sumaron cuatro socios a posteriori, y fuimos profundizando nuestro compromiso con este modo de hacer software y de compartir el conocimiento colaborativo y la experiencia acumulada en los equipos.

Estos factores nos llevaron a que hoy en día 10Pines sea una empresa horizontal y autoorganizada, donde no hay jerarquías ni CEOs, la toma de decisiones es participativa, se comparten las ganancias de la empresa con las personas que están trabajando actualmente, la información fluye en forma transparente, es decir, toda la información financiera de la empresa es conocida por todos los empleados. Creo que llevamos al extremo esta forma de trabajar en una empresa de software y de organizarse en un proyecto. Hoy somos ochenta personas trabajando en 10Pines y los principios siguen siendo los mismos. Trabajamos principalmente para clientes de Argentina y Estados Unidos. Aun así toda la implementación está en permanente evolución porque no es lo mismo ponerse de acuerdo entre cuatro personas que entre ochenta, pero la idea es seguir fieles a la horizontalidad y a situar a las personas en el centro.

¿Cómo se logra que esta cultura funcione y puedan tener acuerdos básicos en la empresa?

En el día a día cada uno trabaja  en su proyecto y a su vez colabora en un equipo de gestión en alguna tarea que no tiene que ver específicamente con el proyecto sino con la empresa, esos son los círculos de referencia. Fundamentalmente potenciar a las personas, darles participación en las decisiones, termina haciendo crecer a la empresa (aun cuando el objetivo central no sea que la organización crezca económicamente) porque trabajan más a gusto y muy motivadas. Los resultados de la empresa son consecuencia directa de fomentar esta metodología. De hecho, hoy en día, esta forma de trabajar y de pensar está mucho más instalada en las empresas de software que hace diez años. Es un fenómeno muy interesante que se viene dando en distintos países del mundo con evoluciones parecidas. Ya hay mucha bibliografía publicada y difundida sobre agilidad. Y estoy convencida de que para desarrollar software realmente lo único que importa son las personas y no hay ningún proceso o herramienta que pueda reemplazarlas. Hacer software es un proceso creativo y de talento humano.  Por ende, si quiero ser una empresa exitosa necesito tener buenas personas y cuidar a esas personas. 

Claro que, volviendo a tu pregunta, lograr la verdadera horizontalidad es difícil. Nosotros desde 10Pines definimos un marco de juego y ese marco se viene manteniendo en los años con cierta evolución que tiene que ver con el crecimiento en la cantidad de gente, pero digamos que la empresa toma vida propia. La horizontalidad está tan instalada que si yo quisiera tomar una decisión unilateral hoy no la puedo tomar porque creamos un mecanismo y unas reglas de juego muy asumidas por todos, que funcionan. Por otro lado, los proyectos que tenemos son autónomos, los equipos están organizados por diferentes cuentas de clientes. Cada equipo asignado a una cuenta tiene autonomía total para resolver la parte técnica del proyecto y organizarse como le parezca mejor para ese cliente. Tampoco hacemos mucho esfuerzo por estandarizar la forma de encarar los diferentes proyectos, sí nos importa mucho socializar y compartir las experiencias adquiridas en cada proyecto, sean buenas prácticas o soluciones que hayan funcionado o bien errores cometidos y experiencias que no hayan resultado tan positivas. 

Más allá de que la horizontalidad hoy está más difundida y aceptada, es un gran desafío ser horizontal todo el tiempo porque no es que de repente uno puede querer que las cosas se hagan de otro modo, hay que consensuar todo. Ojalá en el ámbito corporativo vayamos virando a ciertos grados de horizontalidad y se relajen algunas jerarquías más rígidas que tienen otras empresas.

Actualmente más del 50 % de los clientes de 10Pines son de Estados Unidos. ¿Cómo es trabajar para clientes de ese país, sobre todo empresas consolidadas, desde el punto de vista cultural?

La cultura americana está un poco más asociada a lo formal, aunque a veces es más definitoria la cultura de la organización con la que trabajamos que la del país. Sin caer en lugares comunes, probablemente los argentinos somos un poco más cálidos en la relación humana. A su vez, creo que los estadounidenses tienen una lógica de trabajo que está buena porque enriquece nuestra experiencia, una visión de emprendedurismo y del negocio que nos ayuda a abrir nuestros aprendizajes. Fundamentalmente lo que más nos condiciona es la cultura organizacional donde se pueden (o no) generar relaciones de cooperación, son vínculos a largo plazo que pueden durar muchos años. Y si hay falta de confianza o apertura mutua no podemos trabajar con esos clientes, ya sean de Estados Unidos, de Argentina o de cualquier otro país.

 ¿10Pines está en búsqueda activa de profesionales en este momento?

Lo que nos pasó es que en estos últimos dos años entra la misma cantidad de gente que sale, por lo que estamos estables en un mismo plantel de ochenta personas. Pero todo el tiempo sigue entrando gente nueva, incluso en el momento más duro de la cuarentena, así que nos interesa seguir sumando profesionales a la empresa.

Por último, ¿qué mensaje le darías a alguien que quiere dar sus primeros pasos en la Computación?

Justamente tengo un sobrino segundo que está pensando en estudiar Ciencias de la Computación y tuve esta charla hace poco. Le recomendé que vaya a las charlas de la carrera, que investigue un poco sobre los planes de estudio y sus orientaciones. Que se fije qué le puede interesar más a nivel de contenidos.

Para mí es importante que elijan bien qué carrera quieren hacer en el sentido de que se aseguren que la van a disfrutar. Personalmente creo que las formaciones que dan las distintas carreras relacionadas con la informática o la ingeniería son diferentes. Sería óptimo elegir la mejor carrera que uno quiere hacer, desde investigación hasta trabajar en la industria o desarrollar un emprendimiento propio. Más allá de esto, podés estudiar Computación e ir amoldando tu carrera profesional para donde quieras, no es que la carrera te encasilla en investigación o en industria. Por ejemplo, mi socio Emilio estudió ciencias económicas de base y está trabajando a la par nuestra, programando y desarrollando software. Podés terminar haciendo lo que más te guste, pero me parece fundamental elegir una carrera que uno vaya a disfrutar y que la pueda empezar y la termine. Porque es muy triste el tema de la deserción en las carreras, con el esfuerzo de años que hay atrás.

Lamentablemente es muy difícil anticipar qué vas a hacer el resto de tu vida (uno no tiene la bola de cristal por así decirlo) y lo vamos descubriendo sobre la marcha. Hasta que no  transitás y probás un área de desempeño, no podés saber si es lo que vas a hacer el resto de tu vida. En definitiva, creo que la carrera tendría que estar orientada a lo que creemos que vamos a hacer el resto de nuestro vida, tratar de hacerlo lo más rápido posible (porque cuanto más grande nos hacemos empezamos a tener más responsabilidades). Y también les recomiendo que estudien, que se preparen y le dediquen tiempo porque seguro van a conseguir trabajo y van a ser requeridos: es un área sumamente demandada porque faltan profesionales en la industria de software.