Durante el primer cuatrimestre, el DC dictó el taller presencial “Aventuras computacionales” destinado a estudiantes del último año del nivel secundario. Esta actividad tuvo como eje entender cómo funcionan las cosas en donde intervienen algoritmos, programación y computadoras, y formó parte de las actividades organizadas por la Dirección de Orientación Vocacional (DOV-Exactas), que buscan despertar y afianzar nuevas vocaciones científicas entre los y las jóvenes.
Actualmente desde la DOV de Exactas UBA se organizan talleres de articulación con estudiantes del nivel medio, que no sólo buscan despertar vocaciones en ciencias, sino, también, que los y las participantes comiencen a conocer el ambiente universitario, de manera de favorecer el pasaje a la universidad desde la escuela secundaria.
En este marco, el Departamento de Computación dictó el taller “Aventuras computacionales”, donde participaron alrededor de 35 estudiantes de escuelas públicas y privadas del AMBA. A lo largo de sus seis encuentros presenciales, el taller buscó que estudiantes que están finalizando la escuela media pudieran realizar algunas actividades que, luego, desarrollarán como estudiantes universitarios y profesionales de la Computación, en particular, relacionadas a la programación.
Este taller cubrió diversos aspectos de la resolución de problemas por medio de la programación. Así, además de usar distintas herramientas y lenguajes, se buscó que los y las participantes creen programas que tengan distintos tipos de salidas, y que no sólo se abordaran problemas donde la resolución únicamente se ve en la pantalla de la computadora. De esta manera, iniciaron el taller trabajando con el entorno de programación por bloques desarrollado en el DC, llamado Robótica en la escuela, para, luego, pasar a programación de placas Arduino, con otro entorno propio llamado Arduino en la escuela, programación de Apps de celular, con App Inventor, programación de música, con Sonic Pi, y cerraron con una introducción al procesamiento de información usando el lenguaje Python.
A lo largo del curso los y las estudiantes trabajaron con distintos desafíos sin computadoras, denominados «anzuelos» por parte del equipo organizador, que sirven para introducir los temas de cada encuentro y, además, cumplen la función de romper el hielo y hacer que los participantes se conozcan entre sí. Así, en cada clase fueron surgiendo distintos conceptos, como la idea de instrucción, secuencias de instrucciones, comandos y expresiones, sensores, alternativa condicional, repetición, eventos y sincronización, además de variables, procedimientos y funciones, y en todos los casos primero aparecieron en el contexto de actividades sin computadoras.
Testimonios de docentes
“Nos vamos muy conformes con lo logrado en el taller. Más allá de que hicimos todo lo que habíamos planificado, notamos mucha participación e interés de parte de quienes cursaron el taller”, puntualiza Christian Cossio-Mercado, organizador y docente del taller, y Secretario de Extensión del DC.
Cabe recalcar que, en general, en este tipo de talleres es normal que haya un abandono de un buen porcentaje de los estudiantes a lo largo de las semanas, en tanto todavía están cursando en la escuela secundaria y tienen exámenes u otras actividades eventuales típicas del último año, como, por ejemplo, el viaje de egresados. “Sin embargo, en este caso, llegaron al final casi todos los que empezaron, un buen indicador del interés logrado por el taller. A diferencia de una materia del colegio, acá no tienen ninguna obligación de cursar y de asistir a todas las clases, además de que ya vienen con el cansancio de tener clases desde muy temprano, por lo cual valoramos muchísimo que la mayoría lo haya completado”, concluye Cossio-Mercado.
Por su parte, Gastón Pérez, otro de los organizadores del taller, quien es docente de los Profesorados de Exactas e investigador del Centro de Formación e Investigación en Enseñanza de las Ciencias (CEFIEC-UBA), señala: “Me pareció interesante la buena predisposición de los estudiantes para reflexionar sobre lo que aprendieron, lo que se vio en las respuestas de los cuestionarios que les dimos al cierre de cada clase. Pudieron puntualizar sobre qué sabían, qué no sabían y pensar en cómo construyeron los nuevos conocimientos. Apuntamos a usar la metacognición, que favorece explícitamente la reflexión sobre los procesos de pensamiento, las estrategias que se ponen en juego para resolver problemas, sobre todo en una temática como la de aprender programación. Intentamos fomentar con estas actividades la idea de ‘aprender a aprender’, esto de reflexionar sobre el aprendizaje y que esta reflexión sirva más allá de la herramienta concreta que se enseña, para entender y mejorar los caminos de resolución de las tareas de programación”.
En la organización del curso también participó Gonzalo P. Fernández, graduado y docente del DC, quien está haciendo su doctorado en didáctica de la programación en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Durante las seis semanas que duró el taller también participó el equipo completo de «divus» del DC, estudiantes de Computación encargados de difundir y ser la cara visible de la carrera: Cielo Roccella, Florencia Rosenzuaig, Juana Choclín, Luciana Skakovsky, Luis Bustamante, Melanie Lista, Victoria Ferrari y Victoria Gumina.
Testimonios de participantes
Escuela Técnica Nro 1 de Vicente López
Alex: Me gustó el tema de aprender a programar música, algo sobre lo que en realidad no sabía mucho a pesar de que nosotros tenemos en el colegio la Especialización en Programación. Ahora mismo estoy cursando el CBC de Administración de Empresas pero me gustaría juntarlo con Computación y a futuro hacer las dos cosas.
Bruno: Aunque ya tenía algunas bases de programación, estuvo súper interesante el taller. Todo lo de programar música y lo de analizar y modificar datos con Python a mí me gustó y creo que me puede servir. Me llama mucho la atención la Ciencia de Datos, algo que me gustaría seguir como carrera universitaria.
Bautista: Me encantó lo de programar música, no sabía que se podía hacer. Me ayudó a darme cuenta que también quiero seguir Computación como carrera.
Instituto Padre Elizalde de Ciudadela
Nahuel: Aprendí bastantes cosas que no sabía, descubrí nuevas aplicaciones sobre cómo tener un buen manejo de programación, lo cual estoy buscando hace tiempo. A mí me gusta la Física, pero me gusta la programación como hobby por todos los aspectos de lógica, que tiene una relación directa con la Física. Y quiero empezar a programar desde ahora.
Camila: La verdad que me gustó mucho el taller, hay muchas cosas que las vi de otra manera porque, aunque tenía conocimientos previos, me dio otras herramientas sobre lo que se puede resolver y crear con la programación. Si bien todavía no tengo definida mi carrera, me gustaría estudiar algo relacionado con programación.
Santino: Si bien tengo una base técnica y tuve clases sobre programación en Python, este taller me enseñó muchas más cosas que no sabía o que me había olvidado. Me gustó mucho lo de Sonic Pi (programación de música) porque no lo conocía y me gustaría seguir formándome en estos temas.
La investigación al servicio de la enseñanza
Este taller, como otros de los ofrecidos por el DC en articulación con la Dirección de Orientación Vocacional (DOV) y el Equipo de Popularización de la Ciencia (EPC) de la facultad, se conecta directamente con los temas e investigaciones que se desarrollan en el DC/ICC en lo respectivo a la didáctica de la Computación. En este caso particular, el taller lo diseñaron integrantes del grupo de investigación en Enseñanza de Programación, Lenguajes e Información (EPLI), actualmente en formación, bajo la coordinación de Christian Cossio-Mercado. Adicionalmente, en nuestro departamento desde hace varios años se desempeña con gran impacto el grupo de Didáctica Escolar de las Ciencias de la Computación, dirigido por Fernando Schapachnik, que tuvo un rol imprescindible en el inicio de la investigación en el área en nuestra facultad y en su desarrollo en otros lugares del país y la región, además de generar conocimiento y materiales sobre distintos temas de la enseñanza de la Computación para todos los niveles educativos.
En particular, este taller surge de la experiencia de los integrantes del EPLI en cursos anteriores con estudiantes de nivel medio, pero también por experiencias con talleres de formación docente de todos los niveles. Adicionalmente, el diseño se basó fuertemente en las investigaciones del grupo, así como en el estado del arte del área: “Para el taller optamos por usar distintas herramientas y lenguajes para presentar cada uno de los temas, donde cada cosa aparecía para presentar mejor el concepto en cuestión, usando programación basada en bloques o en texto, a lo que llamamos ‘enfoque heterólogo’. La idea detrás es dar una variedad de enfoques como parte de un mismo curso, como para que los estudiantes vean que los conceptos se mantienen, y que puedan poner en práctica estrategias de transferencia de conocimiento”, comenta Cossio-Mercado.
Una de las ideas base que se tomó para diseñar el curso fue que al programar cosas que tienen salida en algo más que la pantalla, se generan buenos resultados en estudiantes que recién se están iniciando. Además, se sabe que este efecto no es tan fuerte en estudiantes más avanzados o cuando se quiere trabajar con temas sobre los cuales es difícil que tenga un output fuera de la pantalla, o no es materialmente posible por falta de recursos.
“El taller lo diseñamos y elaboramos junto con Gonzalo P. Fernández, que hace su doctorado en didáctica de la programación en la UNQ (bajo la dirección de ‘Fidel’ Martinez López y Cecilia Martinez). Luego se nos sumó Gastón Pérez, investigador especializado en el trabajo con metacognición en ciencias (en pocas palabras, trabajar con cómo aprendemos y qué sabemos). Esta era un área que queríamos mejorar con respecto a talleres anteriores, no sólo porque se sabe que realizar actividades de metacognición mejora el aprendizaje, sino también porque buscábamos que los y las participantes se fueran con una idea clara de lo que fueron aprendiendo en cada clase del curso y que pudieran comparar sus conocimientos al terminarlo con respecto a cómo lo habían comenzado”, expresa Cossio-Mercado.
A partir de experiencias anteriores, este equipo del DC detectó que era fundamental incorporar explícitamente a actividades de metacognición como parte de los talleres, debido a que, por ejemplo, encontraron casos de algunos estudiantes que terminaban cursos de este tipo sin saber cuánto habían aprendido, y salían diciendo que sólo habían incorporado el uso de ciertas herramientas y lenguajes de programación. Sin embargo, no se iban con la conciencia de que habían incorporado habilidades y conocimientos generales que pueden trasladarse a otros contextos de la práctica en el área. “Con respecto a este problema, trabajamos específicamente en actividades de transferencia de conocimiento a medida que avanzó el taller, como para que vieran cómo lo que habían trabajado antes les servía para trabajar con lo nuevo, aunque fuera algo bastante distinto, como hacer música o trabajar con un lenguaje basado en texto en lugar de bloques ”, concluye el docente del DC.
En síntesis, se tuvo una preocupación especial en estimular la reflexión y la mejora en la autopercepción de lo aprendido por parte de los y las estudiantes, y que pudieran incorporar herramientas para “aprender a aprender”. Esto último es importante para todas las áreas, aunque es especialmente relevante en la Computación, donde continuamente surgen nuevas tecnologías, pero hay ciertos conceptos de la programación, fundamentos de la Computación y enfoques de la resolución de problemas que se mantienen vigentes. Esto se pudo plasmar satisfactoriamente en la conexión sinérgica lograda entre las investigaciones en didáctica de la programación y la enseñanza introductoria de esta área para estudiantes del nivel medio.
Créditos fotográficos: Exactas-UBA.