La Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI, 1986-1990) fue una escuela de estudios universitarios en Ciencias de la Computación y la primera institución de Argentina que contó con profesores internacionales del más alto nivel, provenientes de Europa y Latinoamérica, y brindó a sus estudiantes una formación muy actualizada y rápida.

Su propósito fue crear un centro de excelencia para el estudio y la investigación de las ciencias informáticas, que nació de la Secretaría de Ciencia y Técnica Nacional, en ese entonces a cargo de Manuel Sadosky, quien articuló un proyecto histórico, puesto en marcha por Rebeca Guber, Armando Haeberer, Jorge Vidart, Jorge Aguirre y otros importantes colaboradores. La ESLAI se integraba en un plan nacido del fuerte anhelo de lograr el desarrollo informático y electrónico del país, impulsando el nacimiento de una industria competitiva y su inserción en el mercado internacional.

Se inauguró el 29 de abril de 1986 bajo el gobierno de Raúl Alfonsín y, lamentablemente, se disolvió en octubre de 1990 durante la Presidencia de Carlos Menem en la Argentina (debido a la falta de interés en apoyar política y financieramente el proyecto).

Las clases se dictaban en el Parque Pereyra Iraola, en una casona del casco de una antigua estancia que se encuentra a aproximadamente 40 kms. de la Ciudad de Buenos Aires. El sistema de becas para alumnos y alumnas con dedicación exclusiva que ya tuvieran dos años de formación en carreras de ciencias o ingeniería, inspirado en el sistema del Instituto Balseiro de Bariloche, permitió la formación de varios futuros excelentes investigadores (muchos de los cuales se instalaron luego en el Departamento de Computación) como así también de profesionales y emprendedores destacados en la industria de la informática. Todos sus estudiantes accedían a una beca completa y, debido al nivel de rigurosidad del examen de ingreso, la admisión era aprobada solamente por el 15% de los solicitantes.

Tuvo una orientación hacia los aspectos teóricos de las Ciencias de la Computación, tales como la verificación formal de programas, aunque también sus egresados se destacaron en la aplicación práctica de la resolución de problemas. Con una notable influencia europea, la ESLAI estableció programas de cooperación con universidades extranjeras, principalmente de Italia y Francia. Esas cooperaciones patrocinaron visitas importantes de profesores tales como Alberto Oscar Mendelzon, Jean-Raymond Abrial, Ugo Montanari, Carlo Ghezzi, Helmut Partsch, Martin Wirsing, Giorgio Ausiello y Jean-Pierre Jounnaud, y también permitieron a sus estudiantes a asistir a posgrados en reconocidas instituciones en el exterior. Al mismo tiempo, contó con profesores argentinos referentes como Julián Aráoz, Gregorio Klimosky, Lía Oubiña, Roberto Cignoli, Gabriel Baum, Jorge Aguirre, Rosita Wachenchauzer, Hugo Scolnik y Pablo Jacovkis, entre otros.

La ESLAI funcionó normalmente durante cuatro años, alcanzando a producir dos promociones, una en 1988 y la última en 1989, ya después del cambio de gobierno ocurrido en julio de ese año. De los 59 alumnos que constituyeron las dos primeras cohortes, en diciembre del 89 habían egresado 54.  Los mismos profesores que dictaron los cursos del plan de estudios de la Escuela, asignaturas semestrales de los dos primeros años y cursos optativos intensivos de distinta duración del tercer año, también dictaron 34 cursos abiertos a la comunidad, a los que asistieron 350 profesionales, docentes e investigadores.

Al mismo tiempo, el régimen de pasantías permitió iniciar una fructífera relación con el sector productivo, realizándose trabajos con importantes empresas e instituciones de Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela, Uruguay e Italia (Siderca, Aluar, IBM Argentina, Petróleo de Venezuela, Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, Universidad de Pisa, etc.). Se constituyeron grupos de investigación y esta actividad, si bien incipiente, produjo hasta 1990, 28 publicaciones y 54 presentaciones a congresos. Cabe destacar que 25 egresados y 5 docentes auxiliares partieron a realizar estudios de posgrado con becas provenientes del exterior -sin costos para sus países- a Inglaterra, Francia, Suecia, Holanda, Italia, Brasil, Alemania, Estados Unidos, Israel y Escocia.

Influencia de la ESLAI en el DC

A través de testimonios de egresados del Departamento de Computación (DC) y del profesor fundador del DC, se evidencia el impacto notable de la ESLAI no sólo en esta casa de estudios sino en otras universidades nacionales con departamentos de Informática y en la formación de doctores en Ciencias de la Computación.

Con respecto a lo que fue la experiencia de haber estado en la Escuela, los entrevistados destacan:

ESTEBAN FEUERSTEIN (Profesor del DC y egresado de la ESLAI): La ESLAI fue muy importante, fue un hito no sólo en la formación de las generaciones posteriores, sino en todo el ámbito de investigación de Argentina. Marcó un modelo de enseñanza que no se repitió. En total formó a más de 100 alumnos. La primer camada que fue la mía entró en 1986 y egresó en 1988. La camada que salió en 1989 no tuvo problemas, pero la que salió en 1990 tuvo que terminar accidentadamente: cuando tenían que estar haciendo su trabajo de grado, la Escuela estaba cerrando, por lo que terminaron haciendo su trabajo con un profe de afuera o cursando una optativa afuera que les faltaba. Y la cuarta camada tuvo el segundo año directamente en universidades externas.

 

 

MONICA BOBROWSKI (Egresada de la ESLAI y ex profesora del DC): La ESLAI fue una experiencia que me marcó. No sólo por lo obvio que es haber accedido a profesores de primer nivel de todas partes del mundo en un entorno en el cual podíamos focalizarnos en estudiar y en formarnos sino también por otros ejes que fueron igual de importantes. Por un lado, la gente con la que compartí, que conocí, algunos son mis mejores amigos hasta el día de hoy. Quizás tiene que ver con ese contexto de estar todos juntos y de dedicarnos mucho tiempo, más que el que usualmente uno le dedica a una cursada. La “diversidad cultural” de la gente que estuvo, un tema que ahora está de moda pero que en ese momento no le poníamos ese nombre, ya que había gente de distintos países y compartíamos un idioma pero no un lenguaje. Ponerse de acuerdo y entendernos fue parte del desafío y de lo enriquecedor del ámbito de esa escuela. Y, por otro lado, algo que para mí tuvo mucho peso y tenía aparejada una gran responsabilidad era ser parte de un proyecto de país y de región.

 

 

VICTOR BRABERMAN (Profesor del DC y egresado de la ESLAI): Fue una experiencia intensa, enriquecedora y corta al mismo tiempo. Cursé solo un cuatrimestre de manera efectiva antes de que la ESLAI se  desmantelara como proyecto. Sin embargo, ese breve tiempo me alcanzó para conocer a muchos actuales amigos y colegas y, a la vez, ser testigo de una variedad de temas y enfoques que desconocía y generó en mí aún más pasión para explorar los fundamentos formales de las ciencias de la computación.

 

 

PABLO E. «FIDEL» MARTÍNEZ LÓPEZ (Egresado de la ESLAI y ex docente del DC): Fue determinante en mi formación. El ambiente que proveía la ESLAI era extremadamente apto para el estudio, dado que contaba con una biblioteca actualizada, computadoras suficientes para que cada estudiante pudiera contar con la suya, docentes de primer nivel mundial, un estipendio que le permitía a cada uno dedicarse en forma completa al estudio, cursadas organizadas y centralizadas, y una comunidad activa y presente en forma casi continua, tanto de compañeros como de profesores, que permitía potenciar los aprendizajes. El tema de la biblioteca actualizada y las computadoras hoy en día pueden parecer poco, pero a fines de los 80 significó un avance notable respecto del estado de situación del común de las Universidades Públicas. Algo similar puede decirse de la presencia de docentes internacionales de primerísimo nivel. Hoy el país cuenta con muchísimos doctores y docentes muy bien formados en Ciencias de la Computación, pero esa situación no era tan extensa en aquella época. La formación de la ESLAI marcó toda mi carrera, y aún hoy, 33 años después, sigue influyendo en la manera en que trabajo.

 

 

 

 

HUGO SCOLNIK (Profesor fundador del DC y profesor invitado de la ESLAI): La ESLAI tuvo muchísima importancia. Comenzando porque el modelo que tomó,  discutido en su momento, fue el del Instituto Balseiro. Las clases eran intensivas, los alumnos tenían alojamiento permanente en un ambiente muy tranquilo y se generaban vínculos de amistad muy buenos. Tuvo la contribución de docentes de Argentina y del exterior, que estuvieron presentes trayendo ideas muy interesantes sobre la enseñanza de la informática. Un ejemplo de esas ideas fue diseñar los algoritmos en pseudocódigo y después había ficheros donde tenías en cuenta si ese pseudocódigo lo querías implementar en C, Fortran, Pascal o lo que fuese, tenías una ficha que te decía cómo hacerlo. A la gente se le abrió bastante la cabeza con este tipo de propuestas para no estar tan dependientes de un determinado lenguaje y encontrar un modo más general de resolver los problemas. En definitiva, de la ESLAI fueron surgiendo algunas personas que después tuvieron muchísima influencia en la enseñanza de la computación o en la creación de empresas de software.

 

En relación al legado de la ESLAI en el DC, los testimonios dan cuenta de la semilla que sembró esta escuela.

ESTEBAN FEUERSTEINPese a su corta vida tuvo una gran influencia en nuestro Departamento y en otros departamentos de computación del país. Después de egresar pude hacer docencia por un tiempo allí y luego hice un doctorado afuera (como otros de mis colegas). Cuando se disuelve la Escuela, varios docentes de la ESLAI ya estaban formateados con ese modo de enseñanza particular y se repartieron en varias universidades, entre ellas en UBA-Exactas. Entre mis colegas graduados tuve la suerte de tener a Mónica Bobrowski, Marcelo Scasso, Sergio Yovine, Daniel Yankelevich, Carlos Blanco, Miguel Felder, Delia Kesner y Nora Szasz (estas dos últimas fueron profesoras invitadas en la ECI), entre otros. Además, Rosita Wachenchauzer fue profesora de la ESLAI y creo que fue la correa de transmisión más fuerte en el DC de esos métodos, porque tomó las materias de Algoritmos. Y también Alejandro Ríos y Jorge Aguirre, fueron destacados docentes en Exactas.

MONICA BOBROWSKICreo que la ESLAI tuvo mucho impacto particularmente en el Departamento de Computación y dentro de la Argentina, porque muchos de los que estudiamos ahí después nos quedamos en Buenos Aires y el lugar natural que nos recibió con los brazos abiertos fue el DC. Ahí se dio una interacción, un armado de equipos que estuvo bueno y en el cual se desdibujaron los límites de quién había pasado por la escuela y quién no. Cada uno viene con su bagaje previo, lo cual aplica para todas las personas, se hayan formado donde se hayan formado. Para mí fue importante llevar algunos de los conocimientos y de las maneras de hacer que teníamos en la ESLAI, poder llevarlas al DC. Hubo mucha formación de gente y hubo un impulso grande para la investigación en Ciencias de la Computación en el Departamento, que yo no había visto previo a eso. No estábamos solamente enseñando temas, sino que estábamos formando científicos, empresarios, emprendedores, colaboradores de todo tipo, que se iban a integrar a la sociedad. Por eso hablo de las formas de hacer nuestra tarea, en eso veo un impacto muy puntual.

VICTOR BRABERMANFundamentalmente el impacto está en suscribir a una visión rigurosa para entender y analizar problemas, algoritmos y programas. Comprender que estos son objetos matemáticamente manipulables, que hay que analizar y garantizar propiedades sobre los mismos es una de las características esenciales de nuestra carrera y tiene una clara impronta de la ESLAI. Estamos hablando de nuestra visión en áreas como lenguajes de programación, ingeniería del software pero también en algorítmica y lógica y computabilidad, al menos. Por otro lado, los estudiantes de la ESLAI que fueron a hacer doctorados en el exterior resultaron claves para poner en marcha la maquinaria que generó los nuevos doctores, contactos en el exterior y los grupos de investigación que hoy nutren la actividad del Departamento y sus carreras.

PABLO E. «FIDEL» MARTÍNEZ LÓPEZ : El impacto de la ESLAI fue amplio, no solamente en el DC de Exactas-UBA, sino en todas las instituciones donde trabajó o trabaja algún egresado de la ESLAI, e incluso en estudiantes que no pudieron completar sus estudios por el cierre temprano, pero que aprendieron en el corto tiempo que estuvieron que había formas de hacer las cosas que podían ser significativamente diferentes. Desde la forma en que se encararon líneas de investigación, organización de las materias, temáticas trabajadas, formas de trabajo con los estudiantes, etc. La formación de la ESLAI generó un impacto positivo que fue incorporado por otros colegas que no tuvieron esa posibilidad, y que permitió mejorar sustancialmente a muchas instituciones. Hoy no tendría sentido algo con las mismas características de la ESLAI, dado que las condiciones de la disciplina en el país y en el mundo son bastante diferentes, pero sí existen muchas lecciones que se podrían aprender para encarar proyectos específicos de mejoramiento, donde el foco se ponga en las características que dan sustancia a la formación, y no en aspectos puramente mediáticos o de moda, como es tan común ver actualmente en muchísimas propuestas.

HUGO SCOLNIKLa gente que estuvo en la ESLAI colaboró mucho en los inicios del Departamento. Cuando fundamos el DC en 1985, teníamos que rediseñar todo el plan de estudios que venía de la carrera de Computador Científico y convoqué a gran parte de los referentes que estaban en la ESLAI para trabajar en la propuesta del plan de Licenciatura. Incluso contamos con el asesoramiento de profesores del exterior. Claramente el DC trabajó en conjunto con la ESLAI. Obviamente se redactaron diferentes propuestas, se discutieron mucho y finalmente se llegó al primer plan de estudios de Licenciatura que se aprobó en 1987. Aunque se le hicieron críticas puntuales, era de mucho mejor calidad que la carrera de Computador Científico, que había quedado obsoleta por ese entonces. Más allá de la vida corta que tuvo institucionalmente, creo que en la ESLAI se hacía mucha investigación, incluso tuve un par de tesistas que hicieron trabajos muy buenos y había un ambiente en el que la gente era admirada y reconocida si investigaba.

Un punto de inflexión para el desarrollo de la Computación en Argentina

Tal como señala el “profe” Jorge Aguirre, en un reciente artículo publicado en SADIO, “la ESLAI murió demasiado prematuramente, pero no vivió en vano. A partir de su existencia y estoy convencido de que en buena medida por su contribución, se produjo una inflexión en el desarrollo académico en Ciencias de Computación en la Argentina, fundamentalmente debido a un cambio cultural del sistema universitario. De tal desarrollo hay claros indicadores (…) La Argentina es conocida por la comunidad académica internacional, compatriotas ocupan importantes posiciones, se ha roto la estanqueidad de los ámbitos universitarios, naciendo intercambios y cooperaciones, equipos y estudiantes obtienen destacados lugares en certámenes internacionales y nombres argentinos aparecen en calificadas publicaciones de la especialidad”, concluye.

Documental sobre la ESLAI (“A hombros de gigantes”)

Artículos de interés histórico

Arias, María Fernanda (2009). Política Informática y Educación: el caso de la Escuela Latinoamericana de Informática (ESLAI): https://www.redalyc.org/pdf/633/63311182004.pdf

SADIO – Newsletter nro. 8 (2003), Buenos Aires, Argentina: http://www.cse.chalmers.se/~gersch/sadio_nl8-ESLAI.pdf