Agustín Santiago Gutiérrez es Licenciado en Ciencias de la Computación de Exactas-UBA. Tiene una trayectoria destacada en el ámbito de la programación competitiva: fue Finalista Mundial de ICPC, considerado el «Mundial Universitario de Programación», y campeón latinoamericano dos veces como participante. También fue Finalista Mundial siete veces como entrenador, siendo campeón latinoamericano como entrenador en dos de esas ocasiones y Finalista mundial en la Google Code Jam. Además tuvo dos participaciones en la International Olympiad in Informatics (IOI, «Mundial Juvenil de Informática») obteniendo una medalla de plata en 2007.
Actualmente es Presidente de la Asociación Argentina de Programación Competitiva (AAPC) asociación sin fines de lucro destinada a difundir e impulsar las competencias de programación en Argentina. Es Jurado Nacional y entrenador del equipo olímpico en la Olimpíada Informática Argentina (OIA), fue Jurado Latinoamericano en regionales ICPC durante dos años y miembro del Comité Científico Internacional en la IOI durante tres años.
En cuanto a su rol docente, fue ayudante de primera en el DC, en la materia Algoritmos 3 (2013-2018) y es profesor invitado de Diseño de Algoritmos en la Universidad de San Andrés.
En esta charla con el Boletín Conectados, Agustín destaca el valor de la formación en Exactas, que brinda fundamentos esenciales para resolver problemas, y nos cuenta de qué modo la programación competitiva resulta un complemento óptimo a la carrera de Ciencias de la Computación.
Considerando tu amplia formación tanto en programación y desarrollo de software como el entrenamiento de equipos en olimpiadas y competencias, ¿cuál es tu visión de la formación que se brinda en Exactas?
Me gradué en 2016 de la Licenciatura en Ciencias de la Computación y fui docente de Algo 3 varios años. Y creo que la carrera te brinda las bases para orientarte porque tiene eso de que va muy directamente a los fundamentos y que luego te sirvan para aplicarlos a cualquier cosa básicamente.
En el día a día como desarrollador de software es clave tener claros esos fundamentos de los algoritmos, pero después vos aprendés de los frameworks, del lenguaje que usás sobre la marcha, ya que al tener las bases vas a programar bien.
Más allá de los cambios del plan de carrera, no hubo cambios radicales respecto a estos fundamentos y el contenido algorítmico, me parece.
¿Cómo creés que se está transformando la disciplina, sobre todo con el crecimiento de los datos, el poder de cómputo y la inteligencia artificial?
Creo que la disciplina está atravesando una transformación importante pero el núcleo de “resolver problemas” sigue siendo el mismo. Lo que está cambiando es que muchos desafíos más básicos —los que implicaban “conectar cables” o ensamblar frameworks— hoy la IA los resuelve muy bien y actúa como un acelerador. Pero cuando uno quiere construir algo realmente complejo, la IA por sí sola no alcanza: empieza a fallar y no siempre es posible corregirla sin entender a fondo el problema.
Por eso las bases siguen siendo fundamentales. Tener una formación sólida permite usar mejor la IA, elegir mejor las herramientas y entender qué alternativas existen. En ese sentido, creo que la disciplina está acelerando todo lo que tiene que ver con armar prototipos rápidos y combinar bibliotecas, pero no acelera en la misma medida la resolución de problemas nuevos y complejos, que siguen requiriendo experimentación y fundamentos.
También escuché que la IA podría ampliar la brecha entre quienes tienen una formación fuerte y quienes recién empiezan, porque potencia mucho a los primeros. Esto puede ser pero, en cualquier caso, la IA funciona más como una herramienta poderosa que como un reemplazo de la formación superior. Hay una idea equivocada de que, con la irrupción de la IA, alcanza con hacer un cursito y saber lo mínimo. La realidad es la contraria: sigue siendo indispensable estudiar una carrera, adquirir pensamiento crítico y entrenarse en resolver problemas diversos. Eso sigue siendo irremplazable.
En las competencias, tanto en instancias regionales como internacionales, entrenaste a muchísimos estudiantes de Exactas. ¿Cómo es el perfil hoy de los y las estudiantes y qué características distintivas tiene?
Es un perfil bastante variado, claro que en el caso de Exactas comparada a otras universidades, me parece que tiene un perfil más matemático antes que ingenieril.
Y tanto en las olimpiadas de matemática como de computación se te plantea un problema y tenés el desafío de encontrar cómo resolverlo y hay todo un proceso de ir analizándolo y buscando cómo será la solución y en el caso de computación que las competencias se enfocan en crear un código que ande. Y aunque no se enfoque tanto en la demostración, igualmente tenés que hacer ese proceso sí o sí porque realmente te ponés a pensar por qué funciona y por qué no.
Con tu trayectoria de dos décadas en programación competitiva, ¿observás que los problemas de las competencias fueron cambiando mucho con los años?
A lo largo de estos veinte años, lo que más se nota es el aumento del nivel en la programación competitiva. Como en cualquier deporte mental —similar al ajedrez o a las olimpíadas de matemática— la disciplina combina lo académico con la lógica de entrenamiento, progresión y rendimiento. Y, del mismo modo que en otros deportes, con el tiempo los participantes se vuelven mejores: entrenan más, tienen más recursos, más competencias preparatorias y más comunidad detrás. Por eso, cuando uno mira problemas de hace diez o veinte años, en promedio resultan bastante más fáciles que los actuales, aun cuando la base algorítmica no cambió de manera radical.
Esa mejora de los competidores también empuja a que los jurados eleven la dificultad de los problemas para poder desafiarlos, lo que genera una exigencia doblemente creciente. En cuanto a las temáticas, la mayoría sigue enfocada en algoritmia, aunque en los últimos años —especialmente en el ámbito universitario— aparecieron más problemas interactivos. En vez del clásico esquema de input-output, los formatos interactivos proponen una dinámica más cercana a un juego, donde el programa del participante intercambia jugadas con otro.
En resumen, no hubo un cambio drástico en el estilo de las competencias, pero sí una evolución sostenida y muy marcada del nivel, que es hoy la diferencia más visible.
Claro, y con otros tiempos podrías simular cómo funciona el algoritmo para resolver cada problema. Pero en una instancia de competencia estás contrarreloj…
Creo que en una competencia como la ICPC, donde un equipo debe resolver alrededor de diez problemas en solo cinco horas, todo ocurre a una velocidad muy distinta de la del desarrollo de software real. A diferencia de un proyecto que puede evolucionar durante días o semanas, en una competencia el código se escribe para usarse en ese mismo instante. Los procesos son similares a los del desarrollo tradicional (pensar, diseñar, implementar) pero completamente acelerados, porque el objetivo es producir soluciones correctas en el menor tiempo posible.
Por eso, en los problemas más simples muchas veces ni siquiera hay tiempo para testear: se programa rápido, se envía al juez automático y, si pasa, se sigue adelante. En los problemas más complejos sí aparece una instancia breve de prueba y experimentación, donde se busca generar casos y verificar comportamientos, algo que recuerda a los unit tests de la industria, pero en versión ultra comprimida. En definitiva, la competencia mantiene la lógica del desarrollo, pero llevada al extremo por la presión del reloj.
Quería hablar un poco de tu rol como coordinador y organizador de competencias de programación competitiva.
ICPC son las siglas de International Collegiate Programming Contest, que yo a veces llamo el “Mundial Universitario de Programación”, porque es básicamente eso: una competencia que nació en Estados Unidos hace unos 40 o 50 años y luego se fue expandiendo por todo el mundo. La instancia principal es global y está dirigida a estudiantes universitarios que compiten en equipos de tres personas. Hace unos años pasó a organizarse formalmente bajo el formato de la ICPC Foundation, pero antes dependía directamente de universidades —creo que originalmente de la Universidad de Baylor, si no me equivoco—, aunque desde siempre tuvo una organización muy descentralizada.
En cada país hay organizadores locales vinculados a universidades. En Argentina, casi todo el desarrollo inicial y durante muchos años estuvo a cargo de Irene Loiseau, del Departamento de Computación, quien lideró la dirección de ICPC en el país. Hoy, en las tareas ejecutivas de coordinación, el director es Federico Pousa. Pero, en realidad, siempre fue un trabajo grupal: un equipo formado por excompetidores, exalumnos y exentrenadores que colaboramos en todas las etapas de la organización. Yo formo parte justamente de ese grupo.
Desde el año pasado ya está funcionando la Asociación Argentina de Programación Competitiva, de la cual soy presidente. La idea es formalizar el trabajo que venimos haciendo hace años como organizadores y mantener un vínculo ordenado con ICPC Global. Esta formalización también facilita mucho la organización de eventos, como el training camp anual que rotamos entre distintas universidades del país. Es un evento grande, de dos semanas, muy intenso, que ya alcanzó bastante prestigio y hoy convoca a participantes de toda Latinoamérica, incluso de México y Colombia, lo cual nos llena de orgullo.
La asociación es una entidad sin fines de lucro, y todos los que ayudamos lo hacemos en forma ad honorem, ya que principalmente se financia con sponsors y donaciones particulares.
En resumen, ahora no estoy como entrenador de equipos competidores, sino que mi rol está en acompañar, coordinar y consolidar todo este trabajo organizativo, algo que vengo haciendo desde hace muchos años y que hoy continúa dentro del marco de la Asociación Argentina de Programación Competitiva.

Torneo Argentino de Programación 2025 en Exactas-UBA
Y Argentina sigue manteniendo el liderazgo en lo que es América Latina…
Durante muchos años estuve entrenando equipos y, particularmente en el Departamento de Computación de Exactas, fui coach de varios grupos que incluso llegaron al Mundial con muy buenos resultados. Además, en 2009 y 2011 también fui competidor mundialista. Entre los equipos destacados de los que fui entrenador está el conjunto “Melarita”, integrado por Melanie Sclar, Ariel Zylber y Lucas Tavolaro Ortiz, que compitió en el Mundial y obtuvo el premio de campeón latinoamericano, ya que además del podio global, la ICPC entrega reconocimientos por región.
Históricamente, el título de campeón latinoamericano suele disputarse entre Brasil y Argentina; sólo en contadas ocasiones lo ganaron México o Cuba. Y, de hecho, hoy Argentina es el país con más títulos latinoamericanos acumulados, algo que esperamos seguir manteniendo. Más recientemente, otro equipo de Exactas también logró un desempeño excepcional: el integrado por Carlos Soto, Ivo Pajor y Lautaro Lasorsa, que además de ser campeón latinoamericano recibió una medalla de bronce a nivel global, el mayor reconocimiento mundial que alcanzó Argentina hasta ahora, que había alcanzado también un equipo de Exactas en 2002 (Flavia Bonomo, Darío Fischbein y Sergio Sancho).
Y vale destacar algo más: entre 2000 y 2014 aproximadamente, los resultados argentinos en ICPC estaban prácticamente monopolizados por equipos de la UBA. Sin embargo, en los últimos años hubo un crecimiento enorme en otras regiones del país. Rosario, Santa Fe —particularmente la UTN Santa Fe—, La Plata y Córdoba vienen haciendo un trabajo excelente, y eso permitió que la competencia se federalizara mucho más. Ese carácter federal es muy positivo y, además, muestra un patrón claro: las universidades nacionales y públicas de Argentina siguen siendo las que consistentemente logran mejores resultados.
Esto habla, sin duda, de la calidad de la formación y del nivel con el que los estudiantes llegan a competir. Si no fuera así, simplemente no obtendrían estos resultados tan destacados.

Equipo de Exactas Campeón Latinoamericano en la ICPC 2011: Agustín Gutiérrez, Juan Dodyk e Ignacio Rossi. Coach: Alejandro Deymonnaz.
¿Cómo es la metodología de aprendizaje y entrenamiento que se va desarrollando en estos training camp?
El training camp es un evento muy valioso, no solo por lo académico, sino también por la comunidad que genera: dos semanas compartidas entre docentes y competidores de toda Argentina y Latinoamérica, donde se forman vínculos y se fortalece el interés común por la algoritmia y la programación competitiva. En lo estrictamente formativo, el training camp combina cada mañana clases teóricas en niveles inicial y avanzado, y cada tarde simulaciones intensas de competencia de cuatro o cinco horas, seguidas por la discusión detallada de los problemas. Ese esquema teórico-práctico hace que los equipos, especialmente los más nuevos, ganen confianza rápidamente y entiendan mejor la dinámica real de las competencias.
Desde mi experiencia docente, estas prácticas funcionan como un complemento ideal de la formación universitaria. Aunque se trabajan los mismos temas algorítmicos, el enfoque competitivo obliga a aplicarlos de manera directa y rigurosa: programar, hacer que funcione y obtener el veredicto del juez. Esa presión práctica ayuda a “aterrizar” conceptos que a veces quedan abstractos en la enseñanza tradicional y permite integrarlos realmente al resolver problemas concretos.
Además, las competencias tienen que ver con desarrollar varias habilidades, porque mientras en un trabajo práctico quizás tenés más tiempo para resolver un problema, en una competencia disponés de cinco horas como tiempo límite. ¿Cómo ves ese contraste y el tipo de aprendizaje que genera?
Sí, totalmente. Siempre vi a las competencias como un excelente complemento formativo. Además de lo técnico, se trabajan muchas habilidades como manejar la presión, resolver problemas con un tiempo limitado, coordinarse con otras personas y aprovechar las fortalezas individuales dentro del equipo. En una competencia tenés cinco horas y todo ocurre rapidísimo; no es como un trabajo práctico al que le dedicás una semana. Esa dinámica cambia mucho la manera de encarar los problemas.
La parte de trabajo en equipo es fundamental. Es muy parecido a un equipo de fútbol: podés tener buenas individualidades, pero si se coordinan mal, el partido se te va de las manos. En una competencia pasa lo mismo: si te desconcentrás un instante, perdés una prueba o tomás una mala decisión. Por eso, estos entrenamientos son una muy buena oportunidad para practicar la coordinación, la comunicación y el reparto de tareas bajo presión.
Después está el tema de la velocidad y el estrés del tiempo. Dependiendo del rol que uno tenga en la industria, esa presión puede ser más suave o más intensa, pero siempre existe: deadlines, dependencias entre equipos, entregas que no se pueden retrasar. Y hay algo que sí veo como un puente directo entre las competencias y cualquier ámbito técnico: la capacidad de estimar cuánto tiempo te va a llevar una tarea. Para rendir bien en competencias tenés que saber elegir qué problemas vale la pena intentar y cuáles dejar de lado porque demandan demasiado tiempo. Con la práctica, uno desarrolla esa habilidad de estimación y de corregirla rápido cuando ve que algo va a llevar más de lo previsto.
Esa capacidad es extremadamente útil en el mundo real. Todos hemos dicho alguna vez “esto lo hago en tres días” y después lleva veinte. Siempre va a haber incertidumbre, pero aprender a ajustar las estimaciones es una habilidad difícil de medir y, sin embargo, muy valiosa.
Y a su vez los equipos más competitivos, que llegan a instancias finales, tienen que estar cientos de horas practicando.
Sí, exactamente. La comparación más clara, para quien no conoce este mundo, es pensar en un deporte mental. Funciona igual que en el ajedrez, o incluso como en cualquier deporte físico: el entrenamiento es indispensable. Si alguien quisiera competir en un mundial de karate y solo practicara “cada tanto”, una vez cada dos semanas, cualquiera diría que es imposible llegar así al máximo nivel. Bueno, en programación competitiva ocurre lo mismo: los equipos que apuntan a rendir al más alto nivel realmente invierten cientos de horas en práctica, estudio de problemas, revisión de soluciones y análisis de competencias pasadas.
Ese nivel de dedicación también explica por qué el nivel general sube cada año. La experiencia se transmite de generación en generación: competidores y entrenadores anteriores forman a los nuevos, se comparten métodos y herramientas, y eso eleva constantemente la vara. Además, ahora entró en juego la inteligencia artificial, que nos obliga a todos a adaptarnos. Todavía estamos aprendiendo a usarla correctamente; muchas veces intentamos hacer lo mismo de antes, pero más rápido, cuando en realidad puede habilitar formas nuevas de estudiar y entrenar. Para quienes recién empiezan, por ejemplo, la IA ya es muy útil para explicar algoritmos clásicos o guiar la resolución de problemas bien conocidos.
Por último, la programación competitiva te ha permitido viajar por el mundo…¿por cuántos países viajaste en todos estos años?
No lo tengo contado con precisión, pero deben ser más de treinta países, probablemente acercándose a cuarenta. Además de las competencias universitarias, desde 2011 empecé a colaborar con la Olimpiada de Secundarios, y desde 2015 viajo todos los años como parte del equipo académico: armo problemas, entreno participantes y actúo como jurado nacional. Entre 2022 y 2025 también integré el jurado internacional, lo que me llevó al Mundial de Secundarios en distintos países —el último fue en Bolivia hace unos meses— y solo eso ya me hizo viajar a casi diez países distintos.
A esto se suman los viajes por competencias universitarias en mi rol de entrenador. Viajar es un plus si te gusta, pero no es lo que considero más importante de este mundo. Para mí, lo más valioso es la comunidad: conocer gente con intereses similares, participar en training camps y formar parte de un ambiente muy lindo. Y también está el componente de desafío, poner a prueba lo que uno sabe en un formato distinto y divertido: un deporte mental.
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Visitar el canal de YouTube de Agustín Gutiérrez sobre programación competitiva: https://www.youtube.com/@agustin.elsantodel90
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Training Camp en todo el país
32 años de Programación Competitiva en fotos




